Fuente: Envío
El "Mitch" ha generalizado entre la población una conciencia crítica contra los sindicatos y ha hecho surgir nuevas organizaciones de damnificados. Y tal vez, también por el "Mitch", en Honduras ya empieza a sentirse la fuerza positiva de la globalización en el terreno de la corrupción y los derechos humanos.
Como el gobierno sacará a las familias campesinas de los bordos -sobre los que mucha gente ha levantado sus chozas- y de las zonas de alto riesgo a donde la gente sin mejor terreno ha regresado, y como no existe un plan de reubicación y de construcción de viviendas para ellas, la segunda demanda de la marcha fue ésa: terreno y casa donde vivir.
La tercera demanda fue el respeto a la libre organización y el reconocimiento del Comité Central de Representantes del Sector Rural de la región de El Progreso, ya que el alcalde no ha querido reconocer ninguna organización de las comunidades, a no ser que la elección de sus representantes se haga ante una delegación de la municipalidad, lo que viene a proteger las líneas de transmisión de mando politizadas de la municipalidad, que son los patronatos.
Según la opinión de un periodista de Radio Progreso, la manifestación del Primero de Mayo sólo fue comparable en la historia de la ciudad con la de 1954 -cuando estalló la huelga bananera que paralizó al país, inicio de la organización sindical en Honduras, y por eso a El Progreso se le llama la cuna del sindicalismo-, y la celebrada en 1994, en el 40 aniversario de aquel acontecimiento.
La marcha iba encabezada por la manta del Comité Central de Representantes del Sector Rural de la región de El Progreso, la incipiente organización de los damnificados del campo. Luego seguía el Partido de los Trabajadores -un pequeño partido troskista- y la CNTC, Central Nacional de Trabajadores del Campo, una organización combativa que en El Progreso está vinculada al PT. Después venía el grueso de los manifestantes: hombres, mujeres y niños damnificados, tanto del campo como de la ciudad, con cientos de pancartas en la mano. Gente del pueblo desorganizado que participa en las parroquias. Junto con el Comité de Reconstrucción de la Iglesia, las parroquias aportaron la mayor cantidad de pueblo y ayudaron a los damnificados a organizar la marcha. En algún punto de la marcha venía el pequeño grupo del partido de la Unificación Democrática. El SITRATERCO -sindicato bananero de la zona- llevó su gente hacia San Pedro Sula en buses que puso en los campos bananeros.
El grupo disidente, relativamente fuerte y entusiasta, terminó la marcha en otra plaza de la ciudad, ante la estatua de Francisco Morazán. Lo formaban el STIBYS (industria de bebidas), el SITRAMEDYS (Medicina y Hospitales), COPEMH (maestros), SITRAUNAH (Universidad de Honduras), el FRU (universitarios) y miembros de la ANACH, una asociación de campesinos.
En Tegucigalpa, el estallido del descontento y la división fue mayor, porque un grupo de "Chacales" del STIBYS -con indumentaria inspirada en el programa de don Francisco: capucha roja y túnica negra- se tomó el estrado de la Plaza Cívica del Parque Morazán para impedir que los dirigentes de las mismas tres centrales obreras cuestionadas en San Pedro Sula pudieran leer su pronunciamiento. Como insistieron en hacerlo, los encapuchados los sacaron como don Francisco: "¡Fuera, fuera, fuera!". Cuando los dirigentes, obstinados, lo intentaron por segunda vez, un grupo de jóvenes con la cara destapada les tiraron tomates, huevos podridos, bolsas de agua y todo lo que llevaban a mano. Este fue el triste descenlance del Primero de Mayo en la capital.
Algunos de los trece dirigentes humillados en Tegucigalpa presiden las centrales obreras desde hace 20 ó 25 años. Al dirigente de la CGT, Felícito Avila, que no apareció en la marcha, lo llaman el "dirigente vitalicio" de esa organización.
Una enseñanza del Mitch
Un breve análisis de estas marchas indica que la estructura sindical está en grave crisis por la alianza, abierta o implícita, de sus dirigentes con el gobierno y con el capital, lo que ha provocado un creciente descontento entre sus bases. El gran capital utiliza al sindicato como un instrumento intermedio para controlar a trabajadores y trabajadoras evitando quitarles el sentimiento de que el sindicato los representa. El sindicato tiene una cara ante los obreros y otra ante el capital, pero hoy los trabajadores están empezando a descubrir quiénes guían sus pasos. Este descubrimiento, acompañado de acciones radicales que rozan con la violencia, es probablemente un fruto de la conciencia generalizada generada por el Mitch. También, fruto del endurecimiento del gobierno y del gran capital -las bananeras-, que creen garantizar la gobernabilidad con mano dura y concentración del poder, y que ven en el momento actual la mejor oportunidad para modernizar sus estructuras administrativas y productivas sin oposición de los trabajadores.
En esta situación, la Iglesia católica parece tener una responsabilidad y una misión que cumplir. No se puede convertir en la cúpula de una nueva organización que llene el vacío de los sindicatos o las organizaciones campesinas. Pero sí debe ayudar con todas sus fuerzas a hacer posible la organización de los damnificados para que ellos y ellas mismas exijan la seguridad mínima para la vida -los diques de contención a lo largo del río, por ejemplo- y el respeto a su propia y novedosa organización, la que al gobierno le costará bastante reconocer estando como está a las puertas del inicio de la campaña política electoral.
La reforma le recortaba su período de 6 a 4 años y, peor aún, le cercenaba sus atribuciones para que no pudiera investigar abusos de autoridad y actos de mala administración y corrupción de los funcionarios públicos. La intención era relegarlo exclusivamente al terreno de "los derechos humanos", entendiendo como tales únicamente las violaciones sangrientas al derecho a la vida: torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, todos ellos crímenes propios de la década pasada.
Con la reforma, esa gran violación al derecho de todos los ciudadanos que es la corrupción en el gobierno sería exclusiva competencia de la Contraloría de la República, de la Probidad Administrativa y de la Fiscalía. Con la reforma, el Ombudsman, como Defensor de los Derechos del Pueblo, no podría realizar su tarea tuteladora sobre la Contraloría o esos organismos.
El Congreso se ha convertido en una máquina que aprueba leyes mecánicamente valiéndose de la aplanadora liberal liderada por el Presidente del Congreso, Rafael Pineda Ponce, a quien apodan Pin Pon. Las leyes vienen cocinadas desde el Ejecutivo y el Congreso actúa automáticamente como un súbdito obediente, no deliberante y no inteligente -en la mayoría de sus miembros-, que sólo pone el sello de aprobación a la ley. Por algo, el Primero de Mayo el Congreso apareció representado por el ingenio popular como un trineo tirado por el Presidente Flores.
En varios casos, la aprobación apresurada se ha encontrado con el rechazo de sectores que se presentan a protestar en los bajos del Congreso, y que obligan a los diputados a dar marcha atrás. Esto fue lo que sucedió ahora. El revuelo nacional e internacional obligó a Pineda Ponce a jugar al "pin pon": aprueba y desaprueba.
Para evitar que continuaran este tipo de denuncias y que hubiera que penalizar otras semejantes, el Gobierno se vengó, a través del Congreso, del Comisionado Leo Valladares, sin percatarse que con esa acción lesionaba mucho más su imagen en el ámbito internacional.
En juego estaba no sólo la persona de Valladares -ampliamente conocida por su rectitud y valentía en la defensa de los derechos humanos-, a quien se pretendía decapitar, sino la institución y la misma concepción de los derechos humanos. La presión de los países donantes con mayor influencia fue inmediata. Sus embajadores visitaron personalmente a Valladares para expresarle su apoyo, dándole a entender al gobierno que le suspenderían su ayuda si no rectificaba.
El Congreso no tuvo más remedio que dar un paso atrás una semana después, tras mucho forcejeo en reuniones del Presidente Flores con Pineda Ponce y con los diputados liberales. Para ofrecer una buena imagen al decidir anular la reforma, Pineda Ponce se reunió previamente con los representantes de las cinco bancadas y la rectificación de la reforma se aprobó por unanimidad.
Más tarde llegaron a solidarizarse con el plantón miembros de COPEMH (maestros) y del SITRAMEDYS (médicos y hospitales). Al caer la tarde apareció en el lugar el Comisionado Leo Valladares, acompañado de 16 de sus delegados en las ciudades más importantes del país. Pidió ingresar al Congreso, pero no se lo permitieron. La prensa y la radio oficialista -que lo han atacado virulentamente- lo hicieron responsable de los disturbios.
A nivel interno, el conflicto sacó a luz con mayor nitidez la dependencia del Congreso respecto del Presidente de la República, y la irresponsabilidad de la mayoría de los diputados. El tema se politizó tanto que los diputados nacionalistas, que nunca han levantado la voz para defender los derechos humanos y que tienen algunos cuentas pendientes con la justicia, levantaron la bandera de defensa del Comisionado. Dentro del gobernante partido liberal, las tendencias que no están en el gobierno salieron también defendiendo al Comisionado. Los gobiernistas se cohesionaron en el ataque al Comisionado hasta que recibieron la orden de echarse para atrás. La campaña política comenzará el próximo año y ya hay precandidatos. Pineda Ponce, es uno de los que ya se ha tirado al ruedo.
La reforma a este artículo tiene la intención de hacer posible la inversión extranjera con fines turísticos en las playas, algunos de cuyos litorales en la costa norte están ocupados por los garífunas.
Los indígenas, con la capacidad de movilización que no tuvieron a fines de 1998 -cuando se aprobó la reforma de este artículo en primera legislatura- se preparan ahora para defender sus derechos. El éxito alcanzado en la lucha por mantener íntegras las atribuciones del Comisionado les dio la oportunidad de mostrar su fuerza y les ha ganado un aliado, ahora reforzado y fortalecido por una muralla de apoyo internacional.
El "Mitch" ha generalizado entre la población una conciencia crítica contra los sindicatos y ha hecho surgir nuevas organizaciones de damnificados. Y tal vez, también por el "Mitch", en Honduras ya empieza a sentirse la fuerza positiva de la globalización en el terreno de la corrupción y los derechos humanos.
En el norte de Honduras los calores son inmensos. Los
pronósticos del tiempo tienen a todo el mundo intranquilo porque se
anuncia un invierno muy copioso y temprano.
Aunque las lluvias no lleguen a alcanzar las dimensiones de una tormenta tropical o de un huracán, en El Progreso resulta urgente que se draguen los ríos y se reparen los bordos de contención, rotos con innumerables boquetes a lo largo del ondulante río Ulúa. Si no, las comunidades se verán inundadas de nuevo, perspectiva que detiene a los campesinos y a los campeños para intentar la siembra en junio y la mejora de sus viviendas. También en previsión, las comunidades más alejadas de las ciudades, valle abajo, solicitan lanchas para sacar a la población cuando les golpee la creciente. Están conscientes de que, aunque el gobierno comience este mes esa millonaria obra de ingeniería, protegerá primero al aeropuerto de San Pedro Sula, a la transnacional Tela Railroad Company y a bananeros y plataneros independientes. El costo del Manejo de cuencas y microcuencas hidrográficas del Plan Maestro de la Reconstrucción y Transformación Nacional, que el gobierno llevará a Estocolmo será de 195 millones 717 mil dólares. La cuenca del Ulúa costará 20 millones.
Aunque las lluvias no lleguen a alcanzar las dimensiones de una tormenta tropical o de un huracán, en El Progreso resulta urgente que se draguen los ríos y se reparen los bordos de contención, rotos con innumerables boquetes a lo largo del ondulante río Ulúa. Si no, las comunidades se verán inundadas de nuevo, perspectiva que detiene a los campesinos y a los campeños para intentar la siembra en junio y la mejora de sus viviendas. También en previsión, las comunidades más alejadas de las ciudades, valle abajo, solicitan lanchas para sacar a la población cuando les golpee la creciente. Están conscientes de que, aunque el gobierno comience este mes esa millonaria obra de ingeniería, protegerá primero al aeropuerto de San Pedro Sula, a la transnacional Tela Railroad Company y a bananeros y plataneros independientes. El costo del Manejo de cuencas y microcuencas hidrográficas del Plan Maestro de la Reconstrucción y Transformación Nacional, que el gobierno llevará a Estocolmo será de 195 millones 717 mil dólares. La cuenca del Ulúa costará 20 millones.
Primero de Mayo: demandas
En El Progreso se celebró el Primero de Mayo con una marcha de 5 mil personas. La primera demanda era "la inmediata reparación y construcción de los bordos del Ulúa y el dragado de los ríos y quebradas que amenazan con inundar nuestras comunidades".Como el gobierno sacará a las familias campesinas de los bordos -sobre los que mucha gente ha levantado sus chozas- y de las zonas de alto riesgo a donde la gente sin mejor terreno ha regresado, y como no existe un plan de reubicación y de construcción de viviendas para ellas, la segunda demanda de la marcha fue ésa: terreno y casa donde vivir.
La tercera demanda fue el respeto a la libre organización y el reconocimiento del Comité Central de Representantes del Sector Rural de la región de El Progreso, ya que el alcalde no ha querido reconocer ninguna organización de las comunidades, a no ser que la elección de sus representantes se haga ante una delegación de la municipalidad, lo que viene a proteger las líneas de transmisión de mando politizadas de la municipalidad, que son los patronatos.
Según la opinión de un periodista de Radio Progreso, la manifestación del Primero de Mayo sólo fue comparable en la historia de la ciudad con la de 1954 -cuando estalló la huelga bananera que paralizó al país, inicio de la organización sindical en Honduras, y por eso a El Progreso se le llama la cuna del sindicalismo-, y la celebrada en 1994, en el 40 aniversario de aquel acontecimiento.
La marcha iba encabezada por la manta del Comité Central de Representantes del Sector Rural de la región de El Progreso, la incipiente organización de los damnificados del campo. Luego seguía el Partido de los Trabajadores -un pequeño partido troskista- y la CNTC, Central Nacional de Trabajadores del Campo, una organización combativa que en El Progreso está vinculada al PT. Después venía el grueso de los manifestantes: hombres, mujeres y niños damnificados, tanto del campo como de la ciudad, con cientos de pancartas en la mano. Gente del pueblo desorganizado que participa en las parroquias. Junto con el Comité de Reconstrucción de la Iglesia, las parroquias aportaron la mayor cantidad de pueblo y ayudaron a los damnificados a organizar la marcha. En algún punto de la marcha venía el pequeño grupo del partido de la Unificación Democrática. El SITRATERCO -sindicato bananero de la zona- llevó su gente hacia San Pedro Sula en buses que puso en los campos bananeros.
En San Pedro y Tegucigalpa
La manifestación de San Pedro Sula no fue mucho más numerosa que la de El Progreso, a pesar de que San Pedro es una ciudad cuatro veces mayor que El Progreso. Tampoco tuvo ese sabor fresco de las cosas nuevas que nacen. Ni fue ejemplo de unidad de la clase pobre y trabajadora. Antes de llegar el grueso de los manifestantes frente a la Catedral -lugar de la concentración- un grupo de sindicatos y organizaciones se desgajó del desfile por desacuerdos con las tres centrales obreras: Confederación de Trabajadores de Honduras (CTH), Central General de Trabajadores (CGT) y Central Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH), acusando a sus dirigentes tradicionales de corruptos y vendidos al gobierno.El grupo disidente, relativamente fuerte y entusiasta, terminó la marcha en otra plaza de la ciudad, ante la estatua de Francisco Morazán. Lo formaban el STIBYS (industria de bebidas), el SITRAMEDYS (Medicina y Hospitales), COPEMH (maestros), SITRAUNAH (Universidad de Honduras), el FRU (universitarios) y miembros de la ANACH, una asociación de campesinos.
En Tegucigalpa, el estallido del descontento y la división fue mayor, porque un grupo de "Chacales" del STIBYS -con indumentaria inspirada en el programa de don Francisco: capucha roja y túnica negra- se tomó el estrado de la Plaza Cívica del Parque Morazán para impedir que los dirigentes de las mismas tres centrales obreras cuestionadas en San Pedro Sula pudieran leer su pronunciamiento. Como insistieron en hacerlo, los encapuchados los sacaron como don Francisco: "¡Fuera, fuera, fuera!". Cuando los dirigentes, obstinados, lo intentaron por segunda vez, un grupo de jóvenes con la cara destapada les tiraron tomates, huevos podridos, bolsas de agua y todo lo que llevaban a mano. Este fue el triste descenlance del Primero de Mayo en la capital.
"Terroristas y románticos"
Los medios de comunicación nacionales -propiedad de grandes empresarios- no han dejado de machacar en los últimos años que los dirigentes obreros forman una clase desligada de los trabajadores y que no hablan en nombre de ellos, sino de sus propios intereses. Al día siguiente de la marcha, resaltaron la violencia terrorista de los encapuchados del STIBYS -vestidos, dijeron, al estilo del Ku Klux Klan-, que amenazaron de muerte a los trece dirigentes corruptos. Y resaltaron la emotividad de los disidentes y su apego romántico al Che Guevara, a quien evocaban en sus camisetas.Algunos de los trece dirigentes humillados en Tegucigalpa presiden las centrales obreras desde hace 20 ó 25 años. Al dirigente de la CGT, Felícito Avila, que no apareció en la marcha, lo llaman el "dirigente vitalicio" de esa organización.
Primero de Mayo en La Ceiba
En la cuarta ciudad importante del país, en La Ceiba, de dimensiones más similares a las de El Progreso, se organizaron dos manifestaciones diferentes: la de las federaciones obreras y los sindicatos, especialmente del sindicato bananero SUTRAFSCO (de trabajadores de la Standard Fruit); y la de la FECOPALA (Federación Comunal de Patronatos del Litoral Atlántico), que marchó por separado porque "los sindicatos sólo buscan sus intereses propios y mezquinos" -según dijo su presidenta- y no apoyan a la población no organizada en su principal preocupación: el dragado de los ríos que atraviesan La Ceiba y la reparación de los bordos de contención. Como en El Progreso, la demanda más sentida en La Ceiba fueron los bordos. Pero, a diferencia de El Progreso -donde participaron en la marcha bases del SITRATERCO agrupadas en el Comité de Representantes Rurales- en La Ceiba no se dio ese traslape.Una enseñanza del Mitch
Un breve análisis de estas marchas indica que la estructura sindical está en grave crisis por la alianza, abierta o implícita, de sus dirigentes con el gobierno y con el capital, lo que ha provocado un creciente descontento entre sus bases. El gran capital utiliza al sindicato como un instrumento intermedio para controlar a trabajadores y trabajadoras evitando quitarles el sentimiento de que el sindicato los representa. El sindicato tiene una cara ante los obreros y otra ante el capital, pero hoy los trabajadores están empezando a descubrir quiénes guían sus pasos. Este descubrimiento, acompañado de acciones radicales que rozan con la violencia, es probablemente un fruto de la conciencia generalizada generada por el Mitch. También, fruto del endurecimiento del gobierno y del gran capital -las bananeras-, que creen garantizar la gobernabilidad con mano dura y concentración del poder, y que ven en el momento actual la mejor oportunidad para modernizar sus estructuras administrativas y productivas sin oposición de los trabajadores.
Damnificados: nueva organización
La población en general, y en especial la población damnificada, ha ido descubriendo también la lógica antipopular de los sindicatos, al no reconocer en ellos a sus representantes, sino a círculos de privilegiados -por tener trabajo fijo- que sólo luchan por sus propias reivindicaciones salariales. Cuando el sindicalizado es un damnificado descubre algo más: que la nueva organización de damnificados representa mejor sus intereses que el sindicato.En esta situación, la Iglesia católica parece tener una responsabilidad y una misión que cumplir. No se puede convertir en la cúpula de una nueva organización que llene el vacío de los sindicatos o las organizaciones campesinas. Pero sí debe ayudar con todas sus fuerzas a hacer posible la organización de los damnificados para que ellos y ellas mismas exijan la seguridad mínima para la vida -los diques de contención a lo largo del río, por ejemplo- y el respeto a su propia y novedosa organización, la que al gobierno le costará bastante reconocer estando como está a las puertas del inicio de la campaña política electoral.
Ombudsman: reforma peligrosa
La mitad del mes de abril la llenó un hecho, rico en implicaciones políticas, que dio pie a un serio debate a nivel nacional y a reforzar la lucha por los derechos humanos. Se trató de la reforma que el Congreso de la República intentó hacer de la Ley Orgánica del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos.La reforma le recortaba su período de 6 a 4 años y, peor aún, le cercenaba sus atribuciones para que no pudiera investigar abusos de autoridad y actos de mala administración y corrupción de los funcionarios públicos. La intención era relegarlo exclusivamente al terreno de "los derechos humanos", entendiendo como tales únicamente las violaciones sangrientas al derecho a la vida: torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, todos ellos crímenes propios de la década pasada.
Con la reforma, esa gran violación al derecho de todos los ciudadanos que es la corrupción en el gobierno sería exclusiva competencia de la Contraloría de la República, de la Probidad Administrativa y de la Fiscalía. Con la reforma, el Ombudsman, como Defensor de los Derechos del Pueblo, no podría realizar su tarea tuteladora sobre la Contraloría o esos organismos.
De noche y con prisas
La reforma se aprobó el 20 de abril en la noche, sorpresivamente, cumpliendo una iniciativa del Ejecutivo, sin que todos los diputados tuvieran el texto o lo hubieran estudiado antes, sin discusión suficiente, con un único debate y, como ha sucedido con otras muchas leyes aprobadas por el Congreso a la carrera después del Mitch, sin que la ciudadanía conociera la propuesta. La reforma tuvo 39 votos a favor, 27 en contra y 2 abstenciones.El Congreso se ha convertido en una máquina que aprueba leyes mecánicamente valiéndose de la aplanadora liberal liderada por el Presidente del Congreso, Rafael Pineda Ponce, a quien apodan Pin Pon. Las leyes vienen cocinadas desde el Ejecutivo y el Congreso actúa automáticamente como un súbdito obediente, no deliberante y no inteligente -en la mayoría de sus miembros-, que sólo pone el sello de aprobación a la ley. Por algo, el Primero de Mayo el Congreso apareció representado por el ingenio popular como un trineo tirado por el Presidente Flores.
En varios casos, la aprobación apresurada se ha encontrado con el rechazo de sectores que se presentan a protestar en los bajos del Congreso, y que obligan a los diputados a dar marcha atrás. Esto fue lo que sucedió ahora. El revuelo nacional e internacional obligó a Pineda Ponce a jugar al "pin pon": aprueba y desaprueba.
Denuncias de corrupción
En marzo, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos publicó una denuncia provisional de más de 17 casos de corrupción en el manejo de la ayuda internacional a los damnificados del Mitch. Al gobierno le dolieron mucho estas denuncias, porque afectaban su imagen a las puertas de la reunión de Estocolmo, entre los gobiernos centroamericanos y la comunidad internacional.Para evitar que continuaran este tipo de denuncias y que hubiera que penalizar otras semejantes, el Gobierno se vengó, a través del Congreso, del Comisionado Leo Valladares, sin percatarse que con esa acción lesionaba mucho más su imagen en el ámbito internacional.
En juego estaba no sólo la persona de Valladares -ampliamente conocida por su rectitud y valentía en la defensa de los derechos humanos-, a quien se pretendía decapitar, sino la institución y la misma concepción de los derechos humanos. La presión de los países donantes con mayor influencia fue inmediata. Sus embajadores visitaron personalmente a Valladares para expresarle su apoyo, dándole a entender al gobierno que le suspenderían su ayuda si no rectificaba.
El Congreso no tuvo más remedio que dar un paso atrás una semana después, tras mucho forcejeo en reuniones del Presidente Flores con Pineda Ponce y con los diputados liberales. Para ofrecer una buena imagen al decidir anular la reforma, Pineda Ponce se reunió previamente con los representantes de las cinco bancadas y la rectificación de la reforma se aprobó por unanimidad.
Apoyo a Valladares
Para asegurar la rectificación del Congreso diversos grupos de diversos sectores se movilizaron en Tegucigalpa. No hubo centrales obreras, sólo los sindicatos de algunas organizaciones campesinas. Se movilizaron damnificados del norte, indígenas lencas (COPIN: Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas), campesinos (CNTC y UTC), mujeres (Comité de Mujeres Visitación Padilla) y otros. Entre ellos, el Consejo Coordinador de Organizaciones Populares. Un plantón de más de mil personas rodeó el Congreso, custodiado por policías antimotines. Cuando empezó a llover, los manifestantes presionaron para cobijarse debajo del edificio del Congreso, y como la policía no lo permitió, hubo palos, golpes y patadas contra los campesinos e indígenas. Algunos devolvieron los golpes a los policías. El saldo fue un policía y cinco manifestantes heridos y cientos de personas asfixiadas por los gases lacrimógenos.Más tarde llegaron a solidarizarse con el plantón miembros de COPEMH (maestros) y del SITRAMEDYS (médicos y hospitales). Al caer la tarde apareció en el lugar el Comisionado Leo Valladares, acompañado de 16 de sus delegados en las ciudades más importantes del país. Pidió ingresar al Congreso, pero no se lo permitieron. La prensa y la radio oficialista -que lo han atacado virulentamente- lo hicieron responsable de los disturbios.
Globalización positiva
Estos hechos muestran que también en Honduras sentimos ya la fuerza positiva de la globalización en el terreno de los derechos humanos. La presión de los países europeos -especialmente los escandinavos- resultó un factor decisivo. Y así como la globalización se expresa en los ajustes que el Fondo Monetario Internacional nos impone a todos, la sociedad civil y la lucha por los derechos humanos tienen también en el mundo globalizado una apreciable palanca de apoyo.A nivel interno, el conflicto sacó a luz con mayor nitidez la dependencia del Congreso respecto del Presidente de la República, y la irresponsabilidad de la mayoría de los diputados. El tema se politizó tanto que los diputados nacionalistas, que nunca han levantado la voz para defender los derechos humanos y que tienen algunos cuentas pendientes con la justicia, levantaron la bandera de defensa del Comisionado. Dentro del gobernante partido liberal, las tendencias que no están en el gobierno salieron también defendiendo al Comisionado. Los gobiernistas se cohesionaron en el ataque al Comisionado hasta que recibieron la orden de echarse para atrás. La campaña política comenzará el próximo año y ya hay precandidatos. Pineda Ponce, es uno de los que ya se ha tirado al ruedo.
Derechos de los indígenas
Los indígenas apoyaron con fuerza al Comisionado, no sólo en agradecimiento por lo mucho que él los ha apoyado y servido de garante en acuerdos con el gobierno, que éste después no ha cumplido. También lo respaldaron porque se acerca el día en que la reforma al artículo 107 de la Constitución debe ratificarse. Ese artículo reza que "los terrenos limítrofes a los Estados vecinos o en el litoral de ambos mares, en una extensión de 40 kms. hacia el interior del país... sólo podrán ser adquiridos o poseídos o tenidos a cualquier título por hondureños de nacimiento".La reforma a este artículo tiene la intención de hacer posible la inversión extranjera con fines turísticos en las playas, algunos de cuyos litorales en la costa norte están ocupados por los garífunas.
Los indígenas, con la capacidad de movilización que no tuvieron a fines de 1998 -cuando se aprobó la reforma de este artículo en primera legislatura- se preparan ahora para defender sus derechos. El éxito alcanzado en la lucha por mantener íntegras las atribuciones del Comisionado les dio la oportunidad de mostrar su fuerza y les ha ganado un aliado, ahora reforzado y fortalecido por una muralla de apoyo internacional.
Ricardo Falla