jueves, 26 de noviembre de 2009

La sindicalista hondureña, Reyna E. Domínguez, denuncia la situación de las mujeres en las maquilas y explica los mecanismos de acción sindical y movilización social

Fuente: Setem

Del 1 al 5 de diciembre estará en Zaragoza, Pamplona y A Coruña para abordar la situación de las niñas y mujeres en las maquilas en Honduras

“En Honduras, como en muchos otros países del mundo, la vida de las niñas es difícil, a temprana edad nos toca enfrentar la vida como si fuéramos personas adultas para ganarnos el sustento diario, igual, nos toca enfrentar esa violencia patriarcal que se ejerce en contra de las mujeres” este es el testimonio de Reyna Elizabethe Domínguez Martínez, secretaria del sindicato  de Trabajadores de la Empresa Jerzees. Y es que en Honduras las empresas maquiladoras generan aproximadamente 110.000 empleos directos y el 70%  de ellos siguen siendo ocupados por mujeres.

Son muchas las niñas y las madres que trabajan vendiendo tortillas, lavando ropa y realizando trabajos de este tipo para pagarse el pasaje hasta San Pedro Sula, pueblo en el que trabajan miles de mujeres en las maquilas. Cuando Reyna comenzó a trabajar, con 16 años, su salario era de 144 lempiras semanales, eso equivale a 7.62 dólares (5,10 euros). La fábrica producía camisetas y ropa infantil. La mayor parte de la plantilla eran obreras  adolescentes y sufrían la violencia laboral característica de este tipo de empresas manejada por coreanos: gritos, insultos, empujones, golpes, trabajo extra y muy poco tiempo para entregarlos, condiciones insalubres, centenares de obreras hacinadas en la planta, etc.
En esta empresa no se reconocía ningún derecho laboral. Esto llevó a Reyna a organizar un sindicato junto con otras compañeras, aún a riesgo de ser despedidas. Tras mucho trabajo y esfuerzo lograron constituirlo. En la primera negociación se firmaron 24 de las 48 cláusulas propuestas y cuando iban a comenzar la segunda ronda, la empresa anunció el cierre y empezaron los despidos masivos. La CGT denunció el cierre lo que provocó que la WRC (Worker Rights Consrtium) realizara una investigación “in situ”. A raíz de ésta y de las evidencias que se encontraron sobre vulneración de los derechos de las trabajadoras que se estaban cometiendo, en Estados Unidos comenzaron una campaña para denunciar las prácticas de explotación que fomentaban las compañías transnacionales en Centroamérica. Esta situación obligó a la empresa norteamericana a sentarse con el sindicato. Hoy es el día que tras duras negociaciones acerca de los salarios, la reapertura de la empresa, la reubicación de los trabajadores, etc. las personas trabajadoras de  Jerzees han logrado una victoria histórica y han conseguido firmar un acuerdo.