jueves, 25 de marzo de 2004

300 escolares debaten sobre las condiciones laborales de los países pobres con una representante de las empleadas textiles hondureñas

Fuente: El País

Trescientos estudiantes madrileños de secundaria estuvieron ayer un poco más cerca de las trabajadoras del Tercer Mundo que padecen condiciones laborales abusivas. Durante una hora pudieron debatir con Oneyda Hércules Rodríguez, presidenta de una asociación de empleadas de la industria textil hondureña.La suya no era una charla puntual. El acto forma parte del programa escolar Conectando mundos, organizado por la ONG Intermón Oxfam en colegios de toda España para concienciar a los estudiantes sobre lo que a veces se esconde tras las ropas y artículos deportivos de primeras marcas. 

A los chavales les impresionó que una mujer no mucho mayor que ellos (tiene 21 años) y apariencia frágil haya trabajado desde que era una niña y se haya enfrentado, perdiendo el empleo tras montar un sindicato, a las condiciones de estas compañías transnacionales que producen para el Primer Mundo explotando a los habitantes del Tercero.
"Noto mucha diferencia entre los adolescentes madrileños y los de mi país. Aquí los muchachos viven con sus padres sin trabajar mientras estudian, pero en mi tierra tienen que trabajar de lunes a sábados y estudiar, si pueden, en su tiempo libre", explica esta mujer, que a los 14 años se vio obligada a abandonar sus estudios, ya que su madre fue asesinada y su padre carecía de recursos económicos para mantener a toda la familia. Pronto empezó a trabajar en las maquilas, es decir, en las fábricas de capital extranjero que producen en países del Tercer Mundo con horarios draconianos, salarios ínfimos y nulos derechos para sus empleados.
"La jornada laboral puede durar hasta 14 horas, y para ir al baño tienes que pedir permiso. Las condiciones son tan insalubres que es fácil enfermar, pero sólo tienes derecho a ir al médico una vez al mes porque, si no, te amonestan, y cuando, de la noche a la mañana, deciden cerrar la fábrica te quedas en la calle sin subsidio ni indemnización alguna", explicó Oneyda ayer en el anfiteatro de la facultad de Medicina de la Universidad Complutense. También recordó que fue víctima de acoso sexual por parte de un gerente y de un supervisor de la fábrica y que, en enero, cuando empezó a formar un sindicato, fue despedida.
Javier Nuño, Miguel Aller y Sergio Ramiro, tres alumnos de cuarto curso de secundaria en el colegio concertado Santa Beatriz Silva, de Carabanchel, ya sabían que las condiciones laborales de muchos trabajadores de los países pobres son draconianas. "Llevamos varios meses investigando el asunto en clase y sabemos que reciben sueldos muy bajos y que sus fábricas suelen ser insalubres", explican. Pero escucharlo de viva voz de una chica sólo cinco años mayor que ellos, les impresionó vivamente.
En su clase tienen compañeros procedentes de países latinoamericanos y africanos donde se dan situaciones similares a la descrita por Oneyda. "Pero son tímidos y cuentan pocas veces esas cosas o han nacido ya en España, y saben poco de la tierra de sus padres", aseguran estos tres chavales. Lo que no saben es qué pueden hacer ellos para aportar su granito de arena contra esas injusticias. "Eso es cosa más bien de los gobiernos, nosotros no mandamos", reflexionan. Tampoco creen que vayan a dejar de comprar determinadas zapatillas o ropa deportiva ante la duda de cómo se producen.
A Marina, Irene, Raquel, Eva y Ana, todas ellas alumnas de tercero de secundaria del colegio Gamo Diana, en Aluche, les impacta que la mayor parte de los trabajadores explotados en los países pobres sean mujeres. "Ahora estamos más solidarizadas con estos temas", aseguran, y destacan el "valor" que tienen Oneyda y otras mujeres como ella. Pero tampoco saben cómo actuar. "Si dejas de comprar una marca porque trata mal a sus empleadas, acaba cerrando y entonces éstas se quedan en la calle, con lo que no has resuelto nada", plantean. "Lo que hay que conseguir es que todos los países se pongan de acuerdo para que haya un comercio más justo", proponen como alternativa.

Echar del trabajo

Nuria Labrador y Josefa Lobebe, del colegio Mater Purísima, de Usera, creen que las condiciones laborales de los madrileños, aun de los más precarios, son "mucho mejores" que las de los países más pobres. "Es increíble que les echen del trabajo cuando forman un sindicato", comenta Nuria. Josefa nació en Guinea Ecuatorial, pero vive en Madrid desde los tres años y no tiene demasiadas referencias sobre la situación laboral del país de sus antepasados. "La mayor parte de mi familia vive en España y no sé bien lo que ocurre en Guinea", asegura.
El presidente de Intermón Oxfam Madrid, Ricardo Magán, explica que esta iniciativa forma parte de un programa de concienciación sobre los países del sur que esta ONG desarrolla desde hace años con fondos del Ayuntamiento de Madrid. "Enviamos carpetas de trabajo a todos los colegios madrileños de primaria y secundaria. Luego se ha trabajado en profundidad con cerca de mil alumnos de secundaria. Durante meses, han participado en un aula visual a través de Internet, en la que intercambiaban impresiones con alumnos de otras comunidades autónomas. En esta jornada, lo que hacen es participar en talleres y llegar a conclusiones", explica.

Una manta con sueños de justicia

La labor de los estudiantes en esta campaña a favor de los derechos laborales de las trabajadoras de los países pobres no caerá en saco roto. Además de en sus mentes, quedará plasmada en una manta tejida con telas en las que los chavales han escrito sus propuestas para evitar la explotación Norte-Sur.
La manta de los escolares madrileños y las elaboradas por los alumnos de otras ciudadades españolas y europeas permanecerán colgadas en el itinerario que recorra la antorcha olímpica hasta llegar a Atenas.
Además, las conclusiones a las que han llegado los 300 escolares reunidos ayer en el anfiteatro de la Facultad de Medicina de la Complutense se entregarán en los Diálogos del Fórum 2004, un encuentro para debatir sobre las grandes cuestiones del siglo XXI que se celebra en Barcelona del 9 de mayo al 26 de septiembre.
"El objetivo es que se juegue limpio en los Juegos Olímpicos, porque hay muchas prendas deportivas fabricadas por mujeres que trabajan 14 horas diarias y sufren acoso sexual. Lo que pedimos a las empresas es que tomen medidas para cambiar esa situación", explican en Intermon. Más información, en www.juegolimpio.org.

martes, 23 de marzo de 2004

El feo maquillaje de las 'maquilas'

Fuente: El País


La ropa de moda se vende para quita y pon, pero tapa el sufrimiento de las mujeres que la fabrican en talleres subcontratados de un país pobre. El sector textil español afronta una situación que no beneficia a la imagen de las marcas líderes. "Hay que debatir la implicación en Responsabilidad Social Corporativa (RSC)", dice Javier Carbonell, director de RSC de Mango, cuyas proveedores están en Marruecos y China. "Si ya logramos que los productos no sean dañinos, también tendríamos que garantizar que no se basan en la explotación", señala Ignacio Sierra, portavoz de RSC de Cortefiel, que produce en Marruecos y Hungría.

"La responsabilidad social corporativa debe formar parte de la política empresarial"
Ambos grupos participaron ayer en el seminario Moda y trabajo: la responsabilidad social corporativa en la confección textil, organizado por Intermón Oxfam, cuyo reciente informe Moda que aprieta llama a las grandes firmas a comprometerse contra los abusos a las trabajadoras que proveen a las multinacionales españolas.
En el seminario faltaron algunos pesos pesados. "Induyco-Corte Inglés aún no ha hecho pública su política de RSC, pero la próxima semana se va a reunir con nosotros", dice Paloma Escudero, responsable de la campaña www.comercioconjusticia.com de Intermón Oxfam. E Intidex-Zara ha excusado su presencia, pero es el que más ha avanzado en RSC. Y las perspectivas son buenas, porque todos los partidos incluyeron la RSC en su programa". "El modelo de negocio que exige a los proveedores entregas cada vez más rápidas y baratas choca con las buenas intenciones de los códigos empresariales de conducta", dice Isabel Tamarit, del departamento de Estudios de Intermón Oxfam. La llamada Mesa Cuadrada reúne al sector con sindicatos y ONG; la preside Inditex. La mayoría de empresas han firmado el Pacto Mundial impulsado por la ONU para el sector; Corte Inglés es signatario, no Induyco.
Dos hondureñas testimoniaron una realidad común a países que fabrican para España. "Allá tenemos buenas leyes, pero no se cumplen en las maquilas
[talleres proveedores de multinacionales], expone Gladys Noemí Dubón, de la Colectiva de Mujeres de Honduras y ex trabajadora de maquilas. "Los ritmos son agobiantes y las mujeres no pueden ni ir al baño; sufren acoso sexual en la empresa y al salir de noche del trabajo se arriesgan a ser violadas. Si intentan crear un grupo sindical, las despiden. Y las inspecciones suelen ser un simulacro: las empresas saben la fecha y ese día exhiben el código de conducta, dan mascarillas, hay papel higiénico, extintores. Al día siguiente, la realidad".
"La auditoría no se aboca a las empleadas, la empresa todo lo oculta y las mujeres temen contar", dice Oneyda Lizeth Hércules, de 21 años, despedida de una maquila y presidenta de la Asociación de Trabajadoras Textiles de Choloma Cortés. "Yo misma tuve que falsear mi edad a los 14 años para poder trabajar, pero entrar en una maquila no conlleva a una niña a superarse, porque ya no puede estudiar". Oneyda lo tiene claro: "Pienso para qué más leyes: que se cumplan las que hay, y que se aprueben otras como la que ahora apoyamos y que dice: 'Si cierran, que nos paguen', porque cuando las maquilas se van del país la gente queda a pelear en los portones".
Las auditorías son clave. "El mercado empieza a valorar la RSC, y las empresas deben ser las primeras interesadas en que se verifique su proceso de producción, incluso con inspecciones por sorpresa sobre sus proveedores", dice Julián Martín, socio-director de la auditora KPMG. "Las empresas españolas van aceptando esa práctica, porque beneficia a su reputación y a su marca, y se hará habitual que publiquen memorias de sostenibilidad sobre su RSC".
Los sindicatos son instrumento crucial. "La cuestión es la libertad de asociación y de afiliación de los trabajadores, y una empresa que se dota voluntariamente de un código de conducta acepta así la obligatoriedad de respetar los derechos humanos", dice Blanca Suárez, responsable de Cooperación Sindical de Textil y Química de CC OO. "La RSC debe formar parte de toda la política industrial de la empresa".
Julián Lázaro, del Consejo Intertextil Español, resalta las dificultades económicas del sector y aboga por acuerdos estratégicos con empresas del Sur: "Nos interesa que esos pueblos salgan del hoyo, que puedan comprar nuestros productos".

lunes, 22 de marzo de 2004

Intermón organiza un seminario sobre la responsabilidad social corporativa en el sector textil

Fuente: Consumer


La organización no gubernamental Intermón-Oxfam organiza este lunes un seminario sobre la responsabilidad social corporativa en el sector textil, en el que participarán representantes de empresas como Mango y Cortefiel, el sindicato CC.OO. o la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
La jornada 'Moda y trabajo', que Intermón ha convocado en el marco de la campaña "Comercio con justicia", pretende reunir a todas las partes implicadas en la responsabilidad de la empresas textiles para con los trabajadores de sus proveedores en los países en vías de desarrollo.
Según Intermón, en el actual contexto de globalización económica, el aumento de la competitividad en el sector de la confección conduce a la precariedad laboral de "millones de trabajadoras" al final de la cadena de producción, atrapadas en un modelo que se basa en los principios de 'más rápido, más barato y más flexible'.
Tal y como la ONG ha apuntando en varios informes sobre el textil publicados en las últimas semanas, las principales compañías del sector pueden conseguir "grandes avances" para cambiar este modelo productivo y establecer una gestión basada en la responsabilidad social corporativa y la ética.
Con este objetivo, el director de Responsabilidad Social Corporativa de Mango, Javier Carbonell, y el portavoz del Comité de RSC de Cortefiel, Ignacio Sierra, compartirán mesa el lunes con representantes de las maquilas de Honduras, de centros de atención al trabajador en Marruecos o de cooperativas de comercio justo en Bangladesh.
Asimismo, habrá ponencias a cargo de la responsable de Cooperación Sindical de la Federación de Textil y Química de CCOO, Blanca Suárez; de la portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios, Ileana Izverniceanu; del socio-director de KPMG, Julián Martín; o del Presidente de Etica, Economía y Dirección (EBEN España), José Luis Fernández.

viernes, 12 de marzo de 2004

Condolencias por los atentados del 11-m

Mientras la población hondureña hace fila ante la Embajada de España en Tegucigalpa para expresar sus condolencias, en España se confirma el fallecimiento de un matrimonio hondureño de San Pedro Sula entre las 163 víctimas de los atentados del 11 de marzo:
Fallecieron en el tren que venía del barrio Santa Eugenia, en los alrededores de Madrid, y se trasladaban a la ciudad para llegar a sus trabajos. Ambos tenían 15 años de vivir en España.

Se espera la repatriación de sus cuerpos para recibir sepultura el próximo día 20 en Choloma, 15 km al norte de San Pedro Sula.

miércoles, 3 de marzo de 2004

Mujer y mercado global: ¿quién nos robo nuestros derechos?

Intermón Oxfam denuncia que la precariedad laboral de millones de trabajadoras es consecuencia del modelo de negocio de las grandes cadenas de ropa y productos frescos. Una fábrica de confección de Tánger vende por dos euros a las grandes firmas de moda españolas un pantalón que hace tres años vendía por 3,3. Las empresas textiles de esta ciudad del norte de Marruecos tienen que entregar sus pedidos en un plazo de entre 15 y 30 días (en ocasiones en apenas cinco), cuando hace tres años lo hacían en tres meses. La presión de las grandes tiendas españolas sobre sus proveedores marroquíes se traslada al eslabón más vulnerable de la cadena de producción: la mujer trabajadora. En las fábricas de Tánger las jornadas son de 12 o 13 horas diarias en temporada alta, a veces incluso de 16. Una joven embarazada de 7 meses trabajaba 10 horas sin que el patrón la dejara ir al baño, "una autentica tortura, pero no se podía permitir el lujo de perder el trabajo", explica una compañera. Centenares de casos parecidos aparecen en los dos informes que Intermón Oxfam presenta en España. "Más por menos. El trabajo precario de las mujeres en las cadenas de producción globalizadas" es el resultado de dos años de investigación de Oxfam Internacional en 12 países centrada en dos sectores: el textil y los productos frescos. "Moda que aprieta. La precariedad de las trabajadoras de la confección y la responsabilidad social de las empresas" es un estudio sobre el sector de la confección en España. Ambos muestran que las políticas empresariales que exigen entregas más rápidas y baratas minan los derechos laborales de los trabajadores, que ven cerradas las puertas para salir de la pobreza. Su publicación forma parte de la campaña internacional "Comercio con Justicia" lanzada en 2002 para pedir un cambio de las reglas del comercio mundial. Los empleos precarios, los sueldos insuficientes, las horas extras obligatorias y no remuneradas, la prohibición de sindicatos y las malas condiciones higiénicas y sanitarias, derivan de las estrategias globales de supermercados, grandes almacenes y marcas de ropa. Todos los trabajadores sufren las consecuencias pero las mujeres, que representan entre un 60% y un 90% de la fuerza laboral en las cadenas de los países investigados, se llevan la peor parte. "El abuso de poder de las empresas exprime a los trabajadores al final de la cadena, la mayoría mujeres e inmigrantes, de países ricos y pobres. Esto tiene que acabar. El comercio mundial puede servir para mucho más que para crear empleos que dejan a millones de persones sin opciones de futuro", afirma Ignasi Carreras, director general de Intermón Oxfam.

LO QUE ESCONDEN LA ROPA Y LA FRUTA QUE COMPRAMOS 
Gran parte de la fruta y ropa que se vende en los grandes almacenes y supermercados esconde una grave degradación de los derechos laborales de millones de trabajadores de las explotaciones agrícolas de América Latina o África y de las fábricas textiles del sudeste asiático o el norte de África. Las mujeres tienen cargas añadidas: no disfrutan de bajas de maternidad, muchas sufren acoso o abusos sexuales y, además, "Mas por menos" denuncia las prácticas de cadenas como la estadounidense Wal-mart (el mayor minorista del mundo) o el supermercado británico Tesco, que suelen fijar el precio al proveedor en función del precio final de venta y no de los costes de producción. En Florida, los cultivadores de tomates (la mayoría mexicanos) han visto caer el precio que reciben un 25% desde 1992 y llegan a trabajar hasta 148 horas extras cada mes sin cobrarlas, ya que su sueldo depende del número de piezas recolectadas. En Chile, el 75% de las mujeres dedicadas a recoger fruta tienen contratos temporales y trabajan más de 60 horas semanales en temporada alta. Sobre el sector de la confección, el informe revela que los tiempos de producción en las fábricas de todo el mundo se han reducido un 30% en los últimos cinco años. En la provincia china de Guangdong, una de las regiones industriales de mayor crecimiento del mundo, las trabajadoras hacen más de 150 horas extras al mes y el 90% no tiene acceso a la seguridad social. En las maquilas de Honduras, las trabajadoras ganan sueldos que apenas sirven para cubrir un tercio de sus necesidades básicas, según reconoce el propio gobierno del país. "Es cierto que millones de mujeres tienen ahora un empleo que antes no tenían. Pero un sueldo insuficiente y que degrada sus derechos no las aleja de la pobreza. Las empresas no tienen justificación para aprovecharse de estas trabajadoras", asegura Ignasi Carreras. El informe descarta que la responsabilidad de esta situación sea sólo de las grandes corporaciones y recuerda, por ejemplo, que muchos Gobiernos, alentados por el FMI y el Banco Mundial, atraen a los inversores ofreciendo bajos costes y mano de obra flexible. Los miembros de Oxfam Internacional nos dirigimos a todos los participantes en la cadena de producción para pedir: 

-A las grandes compañías: que revisen sus prácticas de compra y se comprometan con el respeto de los derechos laborales en toda la cadena de producción. 
-A los productores y proveedores: que garanticen un trabajo digno a sus empleados, lo que incluye, entre otras cosas, el derecho a la asociación y no discriminar a las mujeres trabajadoras. 
-A los Gobiernos del Sur y del Norte: que cumplan las normas laborales internacionales y fomenten un empleo que reduzca la pobreza y permita la igualdad de género y el desarrollo. 
-A las grandes instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial: que promuevan los derechos de los trabajadores como herramienta fundamental en la erradicación de la pobreza. 
-A los inversores (accionistas y fondos de pensiones): que utilicen su poder en los mercados para promover prácticas de respeto a los estándares internacionales en las cadenas globales. 
-A los consumidores: que presionen a las compañías para que cambien sus prácticas de compra. 

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS DE CONFECCIÓN ESPAÑOLAS  
Según el estudio "Moda que aprieta", las empresas de confección españolas deben avanzar más en sus políticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) para que influyan en sus estrategias comerciales y garanticen los derechos laborales en toda la cadena. El grupo Induyco, principal compañía de abastecimiento de ropa de El Corte Inglés, ha recortado en ocasiones hasta sólo 5 días los plazos de entrega a sus proveedores marroquíes, lo que se explica, según un industrial textil de Tánger, porque "algunas veces hay "Semanas Fantásticas". En el caso de Inditex (Zara), los plazos son de los más cortos del mercado (Zara renueva cada 20 días sus escaparates). Aunque la carga de garantizar el cumplimiento de los derechos laborales no recae sólo en las grandes marcas y empresas de moda, Intermón Oxfam considera clave que el sector de la confección en España desarrolle una política plena de RSC. Algunas de las recomendaciones del informe son: fijar períodos de entrega adecuados, establecer relaciones a largo plazo para incentivar a los proveedores en la mejora de los estándares laborales e incorporar expertos en cuestiones éticas que participen en la definición de las prácticas de compra. Según el estudio, marcas como Inditex, Cortefiel y Mango ya han empezado a dar los primeros pasos. En cambio, Induyco-El Corte Inglés aún tiene pendiente elaborar una política de RSC y asumir, como principal grupo empresarial español, el liderazgo de este compromiso. 

Intermón Oxfam 
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