Fuente: Guía de los ODM de Paz y Solidaridad - CCOO
"Los trabajadores que intentan sindicalizarse en Honduras se enfrentan con una implacable oposición desde todos los ángulos. Armados con valor y determinación y respaldados por la presión internacional pueden conseguir formar sindicatos y llevar a cabo negociaciones colectivas, pero no es tarea fácil.
El caso de Yoo Yang
Los trabajadores de la planta coreana Yoo Yang, sita en el parque industrial Continental de La Lima, comenzaron a formar un sindicato en 1999, con ayuda del proyecto para sindicación de las maquilas de la FITTVC, financiado por la FNV de Países Bajos.
Sus esfuerzos fueron inspirados por los trabajadores de una planta vecina, quienes habían conseguido formar el primer sindicato de la zona.
En julio, tras varios meses de cuidadosos preparativos, se formó un sindicato. La empresa reaccionó despidiendo inmediatamente a los seis miembros de la ejecutiva. No obstante, el sindicato tenía una amplia base de respaldo en la fábrica y hubo cuatro días de protestas. Esto último, sumado a la presión internacional sobre el minorista Phillips Van Heusen, obligó a la empresa a reincorporar a sus tareas a los trabajadores despedidos, algo que ocurre muy raramente en América central. La membresía sindical creció rápidamente durante este conflicto, pasando de los 85 miembros fundadores a más de 400 a finales de esa semana. Junto con el otro sindicato de la zona, los trabajadores habían tomado la innovadora medida de crear un sindicato industrial de la maquila con el fin que posibilitar que los trabajadores de la zona pudieran afiliarse sin tener que depender del reconocimiento de un nuevo sindicato en cada fábrica.
No obstante, tras prolongadas demoras, el Ministerio de Trabajo rechazó la solicitud de reconocimiento del sindicato. Ésta fue una decisión debida claramente a motivos políticos. El Ministerio hizo una interpretación incorrecta del código laboral, sosteniendo que en una planta no pueden coexistir un sindicato industrial y un sindicato de fábrica (en realidad, la ley sólo impide la coexistencia de dos sindicatos de fábrica, lo que constituye además una infracción al Convenio núm. 87).
La negativa del gobierno a otorgar reconocimiento fue tema de una queja contra el gobierno de Honduras que la FITTVC presentó ante el Comité de Libertad Sindical.
La organización posteriormente se reestructuró y formó un sindicato de fábrica, el Sindicato de Trabajadores de la Empresa Yoo. Finalmente, en diciembre de 2000 se le concedió el reconocimiento, dieciocho meses después de que los trabajadores llevaran a cabo su asamblea fundadora.
Mientras el sindicato luchaba por obtener el reconocimiento legal, la empresa continuó atacándolo. Muchos trabajadores fueron despedidos por sus actividades sindicales. Diversos dirigentes sindicales fueron suspendidos sin remuneración, trasladados a áreas donde resultaba difícil alcanzar los niveles de producción requeridos u obligados a trabajar durante una ola de calor en un área de almacenamiento en desuso y sin ventilación. El sindicato solicitó ayuda a las autoridades laborales en reiteradas oportunidades pero el Ministerio de Trabajo no tomó ninguna medida para obligar a la empresa a poner término a esos abusos.
Durante este período de intensa presión, el sindicato pudo conservar una mayoría.
Esto quedó demostrado cuando, como reacción ante el anuncio de que PVH cortaba sus pedidos, el sindicato recopiló 300 firmas en una petición para que la empresa volviera a la fábrica e utilizara su influencia para hacer que las cosas cambiaran.
Una vez que se consiguió el reconocimiento legal, el sindicato comenzó a buscar el respaldo de los trabajadores para la negociación colectiva. Las negociaciones se iniciaron en marzo pero la empresa le dio largas durante meses.
En noviembre de 2001, el sindicato quiso acabar con el estancamiento de las negociaciones reactivando su campaña interna de sindicación para aumentar su membresía, entonces ya declinante. La FITTVC aumentó la presión sobre el gobierno coreano, el cual reclamó a la empresa que resolviera el problema. Además, se llevó a cabo una campaña internacional de respaldo para ejercer presión sobre el minorista y sobre el Ministerio de Trabajo.
Como resultado de la presión tanto nacional como internacional, la empresa acordó volver a entablar el diálogo y pocas semanas después se firmó un convenio. En el mismo se estipularon una serie de mejoras, mejores prestaciones y un aumento salarial.
Con la mejora de las relaciones laborales, también mejoraron los negocios y la empresa señaló en un determinado momento que desde que había firmado el convenio tenía más pedidos de los que podía aceptar."
Leé el texto íntegro en la UNIDAD DIDÁCTICA: MOVIMIENTO SINDICAL Y OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO de la Fundación Paz y Solidaridad - CCOO.