Cuenta Fernando Schwartz en "Educación y Descanso" que Edgar Neville al serle notificado su traslado de Los Ángeles a Tegucigalpa en un sencillo telegrama respondió: «Sin instrucciones concretas, sin idea de
la misión que debo realizar y sin estar muy seguro de cómo llegaré a un
lugar cuya localización geográfica desconozco, parto hacia Tegucigalpa
en donde quedaré como siempre a las órdenes de vuecencia.» Fue
destituido fulminantemente.
Aunque tal vez sea leyenda urbana del mundo diplomático, se cuenta que el texto del telegrama a Santa Cruz decía realmente: «Acepto honroso, pero ¿dónde coño
está éso?», cuya respuesta fue «Tegucigalpa está en el cese. Regrese inmediatamente a Madrid».
Otras fuentes se lo atribuyen a Agustín de Foxá, aunque ninguno de los dos estuvo relamente destinado en el país....
Tal vez Foxá estuvo más cercano de estarlo durante su gira en 1950 integrando la "misión poética" con los poetas Antonio Zubiaurre, Luis Rosales y Leopoldo Panero, previo a la creación de la Embajada de España en Tegucigalpa.
Apócrifa o no, Federico Trillo va a desbancar el «Acepto honroso, pero ¿dónde coño
está éso?», con una nueva frase célebre: «Les pido que griten conmigo ¡Viva Honduras!. Perdón, esto ha
sido un lapsus. (...) Vamos a hacerlo como Dios manda. Caballeros ¡Viva
El Salvador!».