Fuente: Instituto Sindical para América Central y el Caribe - ISACC
“Los seres humanos deberíamos tener la capacidad de estar por encima
de los intereses personales para poder atender el bien común”.
Gerardina González Marroquín se desempeñó, hasta el 31 de diciembre de 2007, como Directora de la Oficina Subregional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para Centroamérica, Haití, Panamá y República Dominicana establecida en Costa Rica para luego continuar siendo funcionaria de la OIT en Ginebra, Suiza.
¿Cómo se relacionó su trabajo en la OIT con el movimiento sindical de la región? Esas y otras preguntas se le hicieron en esta entrevista en el marco de la Cumbre Sindical de América Central y El Caribe que se realizó en Ciudad de Guatemala en noviembre del año pasado.
LU: ¿De qué manera su trabajo en la OIT se relaciona con el movimiento sindical de la región?
GG: La OIT es la única organización tripartita del sistema de Naciones Unidas. Eso quiere decir que los estados miembros de la OIT participan con delegaciones integradas por los empresarios, por los trabajadores y por los gobiernos. La oficina internacional del trabajo tiene que atender a los representantes de cada uno de esos tres mandantes. Por eso es que atendemos al movimiento sindical en todos los países que son miembros de la OIT.
LU: En esa relación tripartita, ¿cómo ve usted la situación del movimiento sindical de la región?
GG: Pienso que el movimiento sindical es un movimiento caracterizado por pequeñas organizaciones de trabajadores que no están muy unidas entre sí y que no son organizaciones muy fuertes. Me parece que el principal reto que tiene el movimiento sindical en esta subregión es intentar unir a todas esas organizaciones porque la unión hace la fuerza y porque no tiene mucho sentido que en países pequeños tengamos tantas organizaciones. Tampoco tiene mucho sentido que las organizaciones compitan entre sí, al contrario, deben estar unidas.
El ideal sería tener una sola organización, central, fuerte, que pudiera representar a los trabajadores del país en forma unitaria. Ese ideal es difícil de alcanzar, pero al menos deberíamos tener organizaciones sindicales unidas, coordinadas entre sí para potenciar sus recursos, sus posibilidades y su fuerza.
LU: ¿A qué cree que se deba esa desunión y esa competencia entre las organizaciones?
GG: Creo que en algunas oportunidades se trata del resultado de procesos históricos y en otras oportunidades se trata del resultado de confrontaciones de líderes sindicales entre sí. Hay distintas razones, pero cualquiera que sea el origen de la situación, lo importante es superarla, lo importante es que pudiéramos avanzar hacia un movimiento sindical más unido.
LU: ¿Qué opina usted de la realización de esta cumbre?
GG: Esta cumbre renueva las esperanzas que tenemos acerca de la posibilidad de tener un movimiento sindical unido. Es la primera vez que tenemos a todos los grupos sindicales juntos. Es la primera vez que podemos discutir y analizar temas en forma conjunta y esto facilita el camino hacia la unidad que tanto necesitamos.
Lo importante es que podamos entender que tenemos problemas comunes y que esos problemas comunes hay que resolverlos con planteamientos comunes.
Hay que avanzar un poco en ese camino y lo que esperamos es que esta primera cumbre sea el inicio de un proceso que realmente fructifique y que pueda asegurar una mayor coordinación y una mayor cohesión dentro del movimiento sindical.
LU: ¿Cuáles son otros desafíos u obstáculos que enfrenta el movimiento sindical?
GG: Yo creo que algunos otros obstáculos son: la necesidad de tener mayor capacitación, yo desearía ver en Centroamérica un movimiento sindical donde tuviéramos a los líderes y a los miembros de las organizaciones sindicales bien formados, capaces de entender los problemas que están sucediendo en la economía, en la vida política, en la vida social de los países. Esto requiere un esfuerzo serio de capacitación y de análisis.
Es necesario exponer a los sindicalistas a distintas ideas, a distintos modelos, a distintas opciones para que al final, una vez que conozcan todo lo que hay, puedan decidir qué quieren para Centroamérica, pero que puedan decidirlo con pleno conocimiento de las opciones que existen y que puedan decidir también conociendo cuáles serían las consecuencias de esas decisiones, porque todas las decisiones que tomemos van a tener consecuencias, algunas muy positivas y algunas no tanto, pero hay que saber cuáles son esas consecuencias.
Hay un gran desafío en materia de educación y capacitación. También en entender que el mundo cambia continuamente y que cuando hablamos de adaptación al cambio, no significa que nosotros vamos a aceptar cualquier cambio y a cualquier precio, pero significa que sí tenemos que estar preparados para cambiar y para adaptarnos a las nuevas circunstancias que la vida nos va presentando; y resistirse al cambio, que es una tendencia natural en los seres humanos, es una batalla perdida desde un principio. Frente a un cambio uno tiene que ver cómo lo toma y cómo los asume.
La pregunta no es si uno puede asumir o no ese cambio, sino, cómo.
Nosotros debemos promover y adoptar el cambio, pero preservando los principios y los valores y los ideales en los cuales creemos y eso es lo que hay que defender.
LU: ¿Cómo desde su puesto en la OIT apoya a que el movimiento sindical supere estos obstáculos?
GG: La dirección de la oficina subregional de la OIT tiene bajo su responsabilidad coordinar las acciones que la oficina desarrolla para los empleadores, para los trabajadores y para los gobiernos.
Una de las preocupaciones importantes es lograr la fortaleza de los actores sociales, lograr un movimiento sindical más fuerte, mejor capacitado, técnicamente más competente, más representativo, más democrático, más hábil negociador, más sólido y más unido. Ese sería el ideal
¿Cómo lo hacemos? Hay un especialista para las actividades de los trabajadores en la oficina, pero también hay todo un equipo de especialista y podemos contratar consultores para atender necesidades puntuales. Hay un programa de actividades para los trabajadores y nos preocupa siempre que ese programa se cumpla a cabalidad, dedicamos suficientes fondos para esas actividades. Esas serían las acciones directas.
Hay otras acciones, por ejemplo, las conversaciones, el diálogo y la negociación con los propios dirigentes centroamericanos en materia laboral; ayudaros; apoyarlos; en algunas oportunidades disentir y muy respetuosamente señalar lo que nosotros consideramos que no es lo más conveniente, pero obviamente la decisión al final siempre es del movimiento sindical porque en la OIT cada uno de los grupos es independiente entre sí, ellos deciden qué es lo que quieren, la oficina sólo está ahí para asesorarlos y apoyarlos técnicamente o para darles algún consejo oportuno.
“Los seres humanos deberíamos tener la capacidad de estar por encima
de los intereses personales para poder atender el bien común”.
Gerardina González Marroquín se desempeñó, hasta el 31 de diciembre de 2007, como Directora de la Oficina Subregional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para Centroamérica, Haití, Panamá y República Dominicana establecida en Costa Rica para luego continuar siendo funcionaria de la OIT en Ginebra, Suiza.
¿Cómo se relacionó su trabajo en la OIT con el movimiento sindical de la región? Esas y otras preguntas se le hicieron en esta entrevista en el marco de la Cumbre Sindical de América Central y El Caribe que se realizó en Ciudad de Guatemala en noviembre del año pasado.
LU: ¿De qué manera su trabajo en la OIT se relaciona con el movimiento sindical de la región?
GG: La OIT es la única organización tripartita del sistema de Naciones Unidas. Eso quiere decir que los estados miembros de la OIT participan con delegaciones integradas por los empresarios, por los trabajadores y por los gobiernos. La oficina internacional del trabajo tiene que atender a los representantes de cada uno de esos tres mandantes. Por eso es que atendemos al movimiento sindical en todos los países que son miembros de la OIT.
LU: En esa relación tripartita, ¿cómo ve usted la situación del movimiento sindical de la región?
GG: Pienso que el movimiento sindical es un movimiento caracterizado por pequeñas organizaciones de trabajadores que no están muy unidas entre sí y que no son organizaciones muy fuertes. Me parece que el principal reto que tiene el movimiento sindical en esta subregión es intentar unir a todas esas organizaciones porque la unión hace la fuerza y porque no tiene mucho sentido que en países pequeños tengamos tantas organizaciones. Tampoco tiene mucho sentido que las organizaciones compitan entre sí, al contrario, deben estar unidas.
El ideal sería tener una sola organización, central, fuerte, que pudiera representar a los trabajadores del país en forma unitaria. Ese ideal es difícil de alcanzar, pero al menos deberíamos tener organizaciones sindicales unidas, coordinadas entre sí para potenciar sus recursos, sus posibilidades y su fuerza.
LU: ¿A qué cree que se deba esa desunión y esa competencia entre las organizaciones?
GG: Creo que en algunas oportunidades se trata del resultado de procesos históricos y en otras oportunidades se trata del resultado de confrontaciones de líderes sindicales entre sí. Hay distintas razones, pero cualquiera que sea el origen de la situación, lo importante es superarla, lo importante es que pudiéramos avanzar hacia un movimiento sindical más unido.
LU: ¿Qué opina usted de la realización de esta cumbre?
GG: Esta cumbre renueva las esperanzas que tenemos acerca de la posibilidad de tener un movimiento sindical unido. Es la primera vez que tenemos a todos los grupos sindicales juntos. Es la primera vez que podemos discutir y analizar temas en forma conjunta y esto facilita el camino hacia la unidad que tanto necesitamos.
Lo importante es que podamos entender que tenemos problemas comunes y que esos problemas comunes hay que resolverlos con planteamientos comunes.
Hay que avanzar un poco en ese camino y lo que esperamos es que esta primera cumbre sea el inicio de un proceso que realmente fructifique y que pueda asegurar una mayor coordinación y una mayor cohesión dentro del movimiento sindical.
LU: ¿Cuáles son otros desafíos u obstáculos que enfrenta el movimiento sindical?
GG: Yo creo que algunos otros obstáculos son: la necesidad de tener mayor capacitación, yo desearía ver en Centroamérica un movimiento sindical donde tuviéramos a los líderes y a los miembros de las organizaciones sindicales bien formados, capaces de entender los problemas que están sucediendo en la economía, en la vida política, en la vida social de los países. Esto requiere un esfuerzo serio de capacitación y de análisis.
Es necesario exponer a los sindicalistas a distintas ideas, a distintos modelos, a distintas opciones para que al final, una vez que conozcan todo lo que hay, puedan decidir qué quieren para Centroamérica, pero que puedan decidirlo con pleno conocimiento de las opciones que existen y que puedan decidir también conociendo cuáles serían las consecuencias de esas decisiones, porque todas las decisiones que tomemos van a tener consecuencias, algunas muy positivas y algunas no tanto, pero hay que saber cuáles son esas consecuencias.
Hay un gran desafío en materia de educación y capacitación. También en entender que el mundo cambia continuamente y que cuando hablamos de adaptación al cambio, no significa que nosotros vamos a aceptar cualquier cambio y a cualquier precio, pero significa que sí tenemos que estar preparados para cambiar y para adaptarnos a las nuevas circunstancias que la vida nos va presentando; y resistirse al cambio, que es una tendencia natural en los seres humanos, es una batalla perdida desde un principio. Frente a un cambio uno tiene que ver cómo lo toma y cómo los asume.
La pregunta no es si uno puede asumir o no ese cambio, sino, cómo.
Nosotros debemos promover y adoptar el cambio, pero preservando los principios y los valores y los ideales en los cuales creemos y eso es lo que hay que defender.
LU: ¿Cómo desde su puesto en la OIT apoya a que el movimiento sindical supere estos obstáculos?
GG: La dirección de la oficina subregional de la OIT tiene bajo su responsabilidad coordinar las acciones que la oficina desarrolla para los empleadores, para los trabajadores y para los gobiernos.
Una de las preocupaciones importantes es lograr la fortaleza de los actores sociales, lograr un movimiento sindical más fuerte, mejor capacitado, técnicamente más competente, más representativo, más democrático, más hábil negociador, más sólido y más unido. Ese sería el ideal
¿Cómo lo hacemos? Hay un especialista para las actividades de los trabajadores en la oficina, pero también hay todo un equipo de especialista y podemos contratar consultores para atender necesidades puntuales. Hay un programa de actividades para los trabajadores y nos preocupa siempre que ese programa se cumpla a cabalidad, dedicamos suficientes fondos para esas actividades. Esas serían las acciones directas.
Hay otras acciones, por ejemplo, las conversaciones, el diálogo y la negociación con los propios dirigentes centroamericanos en materia laboral; ayudaros; apoyarlos; en algunas oportunidades disentir y muy respetuosamente señalar lo que nosotros consideramos que no es lo más conveniente, pero obviamente la decisión al final siempre es del movimiento sindical porque en la OIT cada uno de los grupos es independiente entre sí, ellos deciden qué es lo que quieren, la oficina sólo está ahí para asesorarlos y apoyarlos técnicamente o para darles algún consejo oportuno.