La Ponencia de la FSC-CCOO aprobada en su 2º Congreso celebrado en Toledo durante los días 30 y 31 de enero y 1 de febrero de 2013, hace especial énfasis en el apoyo al sindicalismo en Honduras:
F.2. Cooperación internacional
I) DIAGNÓSTICO
213. La FSC trabaja a nivel estatal en cooperación a través de la Fundación Paz y Solidaridad “Serafín Aliaga”, estando nuestras acciones integradas dentro del proyecto confederal financiado por AECID (Agencia Española de Cooperación al Desarrollo). Es un ámbito en el que se ha avanzado bastante durante los últimos años y, entendemos por lo tanto, que la lucha por un mundo justo y por una transición justa es más necesaria que nunca.
214. El desmantelamiento del Estado de bienestar, las privatizaciones, la movilidad del capital, las nuevas formas de organización del trabajo (la externalización, la subcontratación, el trabajo a domicilio, etc), la presión de las normas del trabajo y las operaciones transfronterizas efectuadas por las empresas multinacionales son algunos de los nuevos desafíos que han surgido a raíz de la globalización. En este contexto, al cual se agregan los retos planteados por la pobreza mundial, como sindicatos de clase creemos en la formulación de estrategias que luchen por la justicia social en la economía globalizada.
215. Hemos de participar en las actividades sindicales mundiales —OMC— o interregionales con Europa, relacionadas con los tratados comerciales o los procesos de asociación interregionales para defender la inclusión de cláusulas y otros instrumentos que garanticen tanto el cumplimiento de los derechos fundamentales del trabajo y el trabajo decente y el respeto al medio ambiente, como los principios del comercio justo.
216. Así como en campañas cuyos objetivos sean la defensa de los derechos humanos, laborales y sindicales en el mundo, y en los procesos de democratización de las sociedades. En particular se desarrollarán en defensa de la democracia y los derechos sindicales y laborales en los países árabes; de los derechos sindicales y laborales donde los sindicalistas sufren la muerte y las peores formas de represión por su actividad en defensa de los trabajadores (Honduras, Guatemala, Colombia, etc.); y en apoyo a los derechos políticos y humanos de los pueblos saharaui y palestino.
217. La apuesta por la solidaridad internacional y la globalización de derechos nos compromete a seguir cooperando con las organizaciones sindicales de los países en desarrollo en una coyuntura de crisis y en la medida de los recursos disponibles, manteniendo al menos la aportación solidaria del 0,7 por cuota de los afiliados para acciones de cooperación sindical internacional y sin perjuicio de que se puedan buscar otras fuentes de financiación que permitan ampliar y mejorar nuestro trabajo en materia de cooperación.
218. Desde que la cooperación en la FSC comenzó su andadura, se partió de un principio: fortalecer a los sindicatos como agentes de desarrollo, ya que este hecho nos hace avanzar hacia sociedades más justas y equitativas.
219. El derecho al trabajo debe ir unido a los derechos laborales individuales y colectivos. Reforzar las organizaciones sindicales de los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, supone garantizar la lucha por estos derechos laborales.
220. Para hacer frente a la pobreza se requiere un ataque frontal que habilite a las personas con menos recursos, concediéndoles derechos civiles y políticos, garantizándoles una participación adecuada.
221. Así, se impulsó la puesta en marcha de algún sindicato, como el caso de los proyectos que se han venido desarrollando en la zona de África con la creación de un sindicato de transportes en Senegal.
Estamos combatiendo la pobreza y dando instrumentos para el fortalecimiento de los derechos laborales en ese país.
222. Por otro lado, con el impulso de numerosas actividades formativas ligadas a proyectos de cooperación en los países del Sur, lo que hemos hecho es dotar a estas estructuras sindicales de mecanismos para combatir con mayor eficacia los efectos de la globalización.
223. Cuando hemos conseguido que las personas menos desfavorecidas se liguen al mundo del sindicato, se convierten en agentes de desarrollo: forman una fuerza colectiva, defienden sus derechos, se protegen sus intereses y se les abren nuevas vías al Diálogo Social con miras a mejorar de facto sus condiciones de vida y de trabajo.
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